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Mensajes de Medjugorje conteniendo 'fuerza'

Total found: 40
¡Queridos hijos! Ustedes saben que Yo deseo guiarlos por el camino de la santidad, pero no deseo obligarlos a ser santos por la fuerza. Yo deseo que cada uno de ustedes se ayude a sí mismo, por medio de pequeos sacrificios personales, de tal manera que Yo pueda guiarlos a estar cada día más cerca de la santidad. Por lo tanto, queridos hijos, Yo no deseo obligarlos a vivir mis mensajes, pero este largo tiempo que he permanecido con ustedes es seal de que Yo los amo inmensamente y de que deseo que cada uno de ustedes sea santo. Gracias por haber respondido a mi llamado!
¡Queridos hijos! Hoy los invito para que lleguen a ser mis testigos viviendo la fe de sus padres. Hijitos, ustedes buscan señales y mensajes, pero no ven que Dios los invita, en cada salida matutina del sol, a que se conviertan y regresen al camino de la verdad y de la salvación. Hablan mucho, hijitos, pero trabajan poco en su conversión. Por tanto, conviértanse y empiecen a vivir mis mensajes, no con las palabras sino con la vida. Así, hijitos, podrán tener fuerza para decidirse por una verdadera conversión del corazón. Gracias por haber respondido a mi llamado!

Comentario del mensaje

¡Queridos hijos! Hoy les agradezco porque viven y testimonian con su vida mis mensajes. Hijitos, sean fuertes y oren para que la oración les de fuerza y gozo. Sólo así cada uno de ustedes será mío y yo lo guiaré por el camino de la salvación. Hijitos, oren y testimonien con su vida mi presencia aquí. Que cada día sea para ustedes un testimonio gozoso del amor de Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

Comentario del mensaje

¡Queridos hijos! Deseo compartir con ustedes mi gozo. En mi Corazón Inmaculado siento que son muchos los que se me han acercado y que llevan de una manera especial en sus corazones la victoria de mi Corazón Inmaculado, al orar y convertirse. Deseo agradecerles y alentarlos, para que con el amor y la fuerza del Espíritu Santo trabajen aún más para Dios y Su reino. Yo estoy con ustedes y los bendigo con mi bendición maternal. (Gracias por haber respondido a mi llamado!

Comentario del mensaje

¡Queridos hijos! Hoy, cuando el cielo está de manera especial cerca de ustedes, los invito a la oración, para que a través de la oración pongan a Dios en el primer lugar. Hijitos, hoy estoy cerca de ustedes y bendigo a cada uno con mi bendición materna, para que tengan fuerza y amor para todas las personas que encuentren en su vida terrena y que puedan dar el amor de Dios. Me regocijo con ustedes y deseo decirles que vuestro hermano Slavko ha nacido al Cielo y que intercede por ustedes. (Gracias por haber respondido a mi llamado!
¡Queridos hijos! También hoy los invito a vivir aún más fuertemente mis mensajes en humildad y amor a fin de que el Espíritu Santo los llene de su gracia y de su fuerza. Solamente así serán testigos de la paz y del perdón. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

Comentario del mensaje

¡Queridos hijos! Los invito a todos a la conversión del corazón. Decídanse, como en los primeros días de mi venida aquí, por un cambio total de vuestra vida. Así, hijitos, tendrán la fuerza de arrodillarse y ante Dios abrir sus corazones. Dios escuchará sus oraciones y las concederá. Yo intercedo ante Dios por cada uno de ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

Comentario del mensaje

¡Queridos hijos! Hoy los invito a que sean mis manos extendidas en este mundo que pone a Dios en último lugar. Ustedes, hijitos, pongan a Dios en el primer lugar en vuestra vida. Dios los bendecirá y les dará fuerza para testimoniar al Dios del amor y de la paz. Yo estoy con ustedes e intercedo por todos ustedes. Hijitos, no olviden que los amo con amor tierno. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

Comentario del mensaje

Queridos hijos, en el gran amor de Dios, hoy vengo a vosotros para conduciros por el camino de la humildad y de la mansedumbre. La pri- mera estación en este camino, queridos hijos , es la Confesión. Renunciad a vuestro orgullo y arrodillaos delante de mi Hijo. Comprended, hijos míos, que nada tenéis y nada podéis. La única cosa que poseéis es el pecado. Purificaos y aceptad la mansedum- bre y la humildad. Mi Hijo hubiera podido vencer por la fuerza pero ha escogido el camino de la mansedumbre, la humildad y el amor. Seguid a mi Hijo y entregadme vuestras manos para que juntos subamos por el monte y venzamos. ¡Os agradezco!
Al terminar Mirjana dijo: “La Virgen no se refería a un monte material o a una localidad, sino a un monte en sentido espiri- tual, simbólico, porque nuestro camino hacia el Señor es una subida”.
¡Queridos hijos, con toda la fuerza de mi corazón os amo y me entrego a vosotros. Tal como la madre lucha por sus hijos, yo oro y lucho por vosotros. A vosotros os pido que no tengáis miedo de abriros para que podáis amar y entregaros a los demás con el corazón. Cuanto más hagáis esto con el corazón, más acogeréis y mejor comprende- réis a mi Hijo y su entrega a vosotros. Que todos os reconozcan a través del amor de mi Hijo y el mío. Os doy las gracias.
“¡Queridos hijos, yo estoy con vosotros por la gracia de Dios, para haceros grandes, grandes en la fe y en el amor, a todos voso- tros. A vosotros, cuyos corazones se han vuel- to duros como piedra por el pecado y la cul- pa* y deseo iluminaros a vosotros, almas devotas, con una nueva luz. Orad para que mi oración encuentre los corazones abiertos para que pueda iluminarlos con la fuerza de la fe y abrir caminos de amor y de esperanza. Sed perseverantes, yo estaré con vosotros”. * Mientras decía esto, la Virgen miraba a los presentes a quienes se refería, con expresión de dolor y lágrimas en sus ojos.
Queridos hijos! También hoy deseo llamarlos a todos a que sean fuertes en la oración y en los momentos en que las tentaciones los asalten. Vivan en la alegría y en la humildad su vocación cristiana y den testimonio a todos. Yo estoy con ustedes y a todos los llevo ante mi Hijo Jesús, y El será para ustedes fuerza y apoyo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!
Queridos hijos, hoy oro aquí con vosotros para que encontréis la fuerza de abrir vuestros corazones y, de esta manera, conocer el inmenso amor de Dios sufriente. Gracias a ese amor Suyo, bondad y dulzura, yo estoy con vosotros. Os invito para que este tiempo particular de preparación, sea tiempo de oración, penitencia y conversión. Hijos míos, vosotros necesitáis a Dios. No podéis seguir adelante sin Mi Hijo. Cuando comprendáis y aceptéis esto, se realizará lo que se os ha sido prometido. Por medio del Espíritu Santo nacerá en vuestros corazones el Reino de los Cielos. Yo os conduzco a eso. ¡Gracias!
Queridos hijos, mi Corazón materno sufre inmensamente mientras observo a mis hijos que obstinadamente ponen lo que es humano por encima de lo que es Divino, a mis hijos que, no obstante todo lo que os circunda y a pesar de todos los signos que os son enviados, pensáis que podéis caminar sin Mi Hijo. ¡No podéis! Camináis hacia la perdición eterna. Por eso os reúno a vosotros que estáis dispuestos a abrirme vuestro corazón, que estáis dispuestos a ser apóstoles de mi amor, para que me ayudéis, para que viviendo el amor de Dios seáis un ejemplo para aquellos que no lo conocen. Que el ayuno y la oración os den fuerza en esto; y yo os bendigo con mi bendición materna en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Gracias!
¡Queridos hijos! Hoy los invito al bien. Sean portadores de la paz y de la bondad en este mundo. Oren para que Dios les dé fuerza a fin de que en su corazón y en su vida, reinen siempre la esperanza y el orgullo de ser hijos de Dios y portadores de su esperanza, en este mundo que está sin alegría en el corazón y sin futuro, porque no tiene el corazón abierto a Dios que es su salvación. Gracias por haber respondido a mi llamado.
Queridos hijos, como Madre les pido que perseveren como mis apóstoles. Oro a mi Hijo para que les conceda sabiduría y fuerza divinas. Oro para que, según la verdad de Dios, enjuicien todo lo que los rodea, y se opongan firmemente a todo aquello que desea alejarlos de mi Hijo. Oro para que por mi Hijo testimonien el amor del Padre Celestial. Hijos míos, se les ha concedido la gran gracia de ser testimonios del amor de Dios. No tomen a la ligera esa responsabilidad confiada a ustedes. No aflijan mi Corazón materno. Como Madre deseo confiar en mis hijos, en mis apóstoles. Por medio del ayuno y de la oración, ábranme el camino para que pida a mi Hijo que esté cerca de ustedes, y para que, por medio de ustedes, sea santificado Su Nombre. Oren por los pastores, porque nada de todo esto sería posible sin ellos. ¡Les agradezco!
Queridos hijos, con mucho amor y paciencia procuro hacer que sus corazones sean como mi Corazón. Con mi ejemplo, procuro enseñarles la humildad, la sabiduría y el amor, porque los necesito; no puedo sin ustedes, hijos míos. Por la voluntad de Dios los elijo y por su fuerza los fortalezco. Por lo tanto, hijos míos, no tengan miedo de abrirme sus corazones, Yo los entregaré a mi Hijo y Él, a cambio, les concederá la paz divina que ustedes llevarán a todos los que encuentren; testimoniarán el amor de Dios con la vida y darán a mi Hijo por medio de ustedes. Por medio de la reconciliación, el ayuno y la oración, Yo los guiaré. Inmenso es mi amor, ¡no teman! Hijos míos, oren por los pastores. Que su boca permanezca cerrada frente a toda condena, porque no olviden: mi Hijo los ha elegido, y solamente Él tiene el derecho de juzgar. ¡Les agradezco!
Queridos hijos, de nuevo os invito maternalmente: no endurezcáis el corazón. No cerréis los ojos ante las advertencias que por amor el Padre Celestial os envía. ¿Lo amáis sobre todas las cosas? ¿Os arrepentís de que a menudo olvidáis que el Padre Celestial, por su gran amor, ha enviado a su Hijo para redimiros con la cruz? ¿Os arrepentís de que todavía no aceptáis el mensaje? Hijos míos, no opongáis resistencia al amor de mi Hijo. No opongáis resistencia a la esperanza y a la paz. Con vuestra oración y vuestro ayuno, mi Hijo con su cruz disipará las tinieblas que quieren envolveros y someteros. Él os dará fuerza para una vida nueva. Al vivirla según mi Hijo, seréis bendición y esperanza para todos los pecadores que deambulan en las tinieblas del pecado. Hijos míos, ¡velad! Yo, como Madre, velo con vosotros. Especialmente oro y velo por aquellos que mi Hijo ha llamado a ser para vosotros portadores de luz y portadores de esperanza: por vuestros pastores. ¡Os doy las gracias!
Queridos hijos, os amo con amor materno, y con paciencia maternal espero vuestro amor y vuestra unidad. Oro, para que seais la comunidad de los hijos de Dios, de mis hijos. Oro, para que como comunidad os vivifiquéis gozosamente en la fe y en el amor de Mi Hijo. Hijos míos, os reúno como mis apóstoles y os enseño cómo dar a conocer a los demás el amor de mi Hijo, cómo llevar a ellos la Buena Nueva, que es mi Hijo. Entregadme vuestros corazones abiertos y purificados y yo los llenaré de amor hacia mi Hijo. Su amor dará sentido a vuestra vida y yo caminaré con vosotros. Estaré con vosotros hasta el encuentro con el Padre Celestial. Hijos míos, se salvarán solo aquellos que con amor y fe caminan hacia el Padre Celestial. ¡No tengáis miedo, estoy con vosotros! Tened confianza en vuestros pastores, como la tuvo mi Hijo cuando los eligió, y orad para que ellos tengan fuerza y amor para guiaros. ¡Os doy las gracias!
Queridos hijos! Hoy los invito a abrirse a la oración. La oración hace milagros en ustedes y a través de ustedes. Por eso, hijitos, en la simplicidad del corazón, pidan al Altísimo que les dé la fuerza de ser hijos de Dios y que satanás no los agite como el viento agita las ramas. Hijitos, decídanse nuevamente por Dios y busquen sólo Su voluntad, y entonces encontrarán en El alegría y paz. Gracias por haber respondido a mi llamado.
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