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Mensajes de Medjugorje conteniendo 'duros'

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Ese año, la aparición duró tres minutos, luego Mirjana, toda en lágrimas, se retiró a su habitación. He aquí lo que Mirjana dijo sobre su encuentro con la Virgen:
"Recé con la Virgen tres Padrenuestros y tres Glorias: el primero fue por los no creyentes, es decir, por aquellos que aún no han conocido el amor de Dios; el otro por las almas del Purgatorio, y el tercero por las intenciones de los presentes en la aparición. La Virgen bendijo a todos los presentes y también los artículos religiosos. Durante la aparición, la Virgen no estaba alegre como lo había estado durante las apariciones anteriores en el día de mi cumpleaños. Me habló acerca de los secretos, pero no puedo decir nada acerca de eso."
La vidente Mirjana, a la pregunta de por qué había llorado y si la Virgen había dado un mensaje, respondió:
"Es tan difícil cuando la Virgen se va. El encuentro con Ella es el cumplimiento de todo, me hace sentir plena. Pero, cuando se va, me doy cuenta que estoy aquí, en la tierra, que continúo sin Ella como si hubiera sido abandonada, aunque sé que no es así. Es realmente difícil, difícil,…
En el mensaje la Virgen habló del amor que nosotros necesitamos. Su deseo es que la gente se ame recíprocamente, porque Dios es amor, y si amamos a Dios, nos amaremos los unos a los otros. Comprendí que este mensaje es un mensaje de consuelo y de que no debemos sentir miedo si tenemos amor."
El mensaje de la Virgen dice:
¡Queridos hijos! Como Madre, desde hace muchos años les enseño sobre la fe y el amor de Dios. No han demostrado gratitud ni han dado gloria al Padre querido. Se han vuelto vacíos y vuestro corazón se ha vuelto duro y sin amor hacia los padecimientos de vuestro prójimo. Yo les enseño el amor y les muestro que el Padre querido los ha amado, pero no ustedes a El. Ha sacrificado al propio Hijo por vuestra salvación, hijos míos. Mientras no amen, no conocerán el amor de vuestro Padre. No Lo conocerán, porque Dios es amor. Amen y no tengan miedo, porque hijos míos, en el amor no hay miedo. Si vuestros corazones están abiertos al Padre y si están llenos de amor hacia El, ¿por qué tener miedo de lo que viene? Tienen miedo aquellos que no aman, porque esperan castigos y saben cuan duros y vacíos son. Hijos, yo los conduzco al amor, hacia el Padre querido. Los conduzco hacía la vida eterna. La vida eterna es mi Hijo. Recíbanlo y habrán recibido el amor.
La aparición duró alrededor de 5 minutos y comenzó a las 9,55. La Virgen rezó por todos y bendijo a todos. Mirjana encomendó especialmente a los enfermos. En esta ocasión la Virgen no habló nada acerca de los secretos.
¡Queridos hijos! No busquen inútilmente la paz y la felicidad en los lugares equivocados y en las cosas equivocadas. No permitan que vuestros corazones sean duros amando la vanidad. Invoquen el nombre de mi Hijo. Recíbanlo a Él en vuestro corazón. Sólo en nombre de mi Hijo experimentarán en vuestro corazón la verdadera felicidad y la verdadera paz. Sólo así podrán conocer el amor de Dios y continuar difundiéndolo. Los invito a que sean mis apóstoles.
“¡Queridos hijos, yo estoy con vosotros por la gracia de Dios, para haceros grandes, grandes en la fe y en el amor, a todos voso- tros. A vosotros, cuyos corazones se han vuel- to duros como piedra por el pecado y la cul- pa* y deseo iluminaros a vosotros, almas devotas, con una nueva luz. Orad para que mi oración encuentre los corazones abiertos para que pueda iluminarlos con la fuerza de la fe y abrir caminos de amor y de esperanza. Sed perseverantes, yo estaré con vosotros”. * Mientras decía esto, la Virgen miraba a los presentes a quienes se refería, con expresión de dolor y lágrimas en sus ojos.
Queridos hijos, a pesar de que una gran gracia del cielo os es prodigada especialmente, vuestros corazones permanecen duros y sin respuesta.Hijos mios, ¿Porque no me entregaís completamente vuestros corazones? Sólo deseo poner en ellos paz y salvación: poner a mi Hijo. Con mi Hijo, vuestras almas alcanzarán nobles metas y nunca se perderán. Aún en la mayor oscuridad encontraréis el camino. Queridos hijos, decidiros por una nueva vida con el nombre de mi Hijo en vuestros labios. Gracias.
Queridos hijos, el amor de Dios está en mis palabras. Hijos míos, es el amor que desea conduciros a la justicia y a la verdad. Es el amor que os quiere salvar de vuestras ilusiones. ¿Y vosotros, hijos míos? Vuestros corazones permanecen cerrados. Son duros. No respondéis a mis llamadas. No sois sinceros.
Mirjana sintió un fuerte dolor y rogó que no nos abandone. La Virgen dijo:
Ruego con Corazón materno porque quiero que todos vosotros resucitéis en mi Hijo. Gracias.
Queridos hijos, con amor materno yo os pido: entregadme vuestras manos, permitid que yo os guie. Yo, como Madre, deseo salvaros de la inquietud, de la desesperación y del exilio eterno. Mi Hijo, con su muerte en la cruz, ha demostrado cuanto os ama, se ha sacrificado a sí mismo por vosotros y por vuestros pecados. No rechacéis su sacrificio y no renovéis sus sufrimientos con vuestros pecados. No os cerréis a vosotros mismos la puerta del Paraíso. Hijos míos, no perdáis tiempo. Nada es más importante que la unidad en mi Hijo. Yo os ayudaré, porque el Padre Celestial me envía, para que juntos podamos mostrar el camino de la gracia y de la salvación a cuantos no Lo conocen. No seáis duros de corazón. Confiad en mí y adorad a mi Hijo. Hijos míos, no podéis estar sin pastores, que cada día estén en vuestras oraciones. ¡Os doy las gracias!
Queridos hijos! Mi oración también hoy es para todos ustedes, especialmente para aquellos que se han vuelto duros de corazón a mi llamado. Ustedes viven días de gracia y no son conscientes de los dones que Dios les da a través de mi presencia. Hijitos, decídanse también hoy por la santidad y tomen el ejemplo de los santos de estos tiempos y verán que la santidad es una realidad para todos ustedes. Regocíjense en el amor, hijitos, porque ustedes son únicos e insustituibles ante los ojos de Dios, porque son la alegría de Dios en este mundo. Testimonien la paz, la oración y el amor. Gracias por haber respondido a mi llamado.
Queridos hijos, no tengáis corazones duros, cerrados y llenos de temor. Permitid a mi amor materno iluminarlos y llenarlos de amor y de esperanza, para que yo, como Madre, pueda atenuar vuestros dolores, porque los conozco y los he experimentado. El dolor eleva y es la oración más grande. Mi Hijo ama de manera especial a los que padecen dolores. Él me ha enviado para que os los atenúe y traeros esperanza. ¡Confiad en Él! Sé que para vosotros es difícil, porque a vuestro alrededor veis cada vez más tiniebla. Hijos míos, es necesario aniquilarla con la oración y el amor. Quien ora y ama no teme, tiene esperanza y amor misericordioso. Ve la luz, ve a mi Hijo. Como apóstoles míos, os llamo para que intentéis ser ejemplo de amor misericordioso y de esperanza. Siempre volved a orar para tener el mayor amor posible, porque el amor misericordioso porta la luz que aniquila toda tiniebla, porta mi Hijo. No tengáis miedo, no estáis solos: Yo estoy con vosotros. Os pido que oréis por vuestros pastores, para que en todo momento tengan amor, y actúen con amor hacia Mi Hijo, por medio de Él y en memoria de Él. ¡Os doy las gracias!
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