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¡Queridos hijos! Los invito a la oración de corazón. De manera especial, hijitos, los invito a que oren por la conversión de los pecadores, de aquellos que con la espada del odio y sus blasfemias cotidianas traspasan mi corazón y el Corazón de mi Hijo Jesús. Hijitos, oremos por todos los que no desean conocer el amor de Dios, aunque están en la Iglesia. Oremos para que se conviertan, a fin de que la Iglesia resucite en el amor. Hijitos, únicamente con el amor y la oración, podrán vivir este tiempo que les ha sido dado para la conversión. Pongan a Dios en primer lugar, así, Jesús Resucitado llegará a ser su amigo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

Comentario del mensaje

18 de marzo de 1999 (Anuales)
25 de abril de 1999 (Mensual)
 
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