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¡Queridos hijos! Hoy los invito al amor. Hijitos, ámense con el amor de Dios. En cada momento, en la alegría y en la tristeza, que el amor prevalezca, y así el amor comenzará a reinar en vuestros corazones. Jesús resucitado estará con ustedes y ustedes serán sus testigos. Yo me regocijaré con ustedes y los protegeré con mi manto materno. En particular, hijitos, miraré con amor vuestra conversión cotidiana. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

Comentario del mensaje

18 de marzo de 2005 (Anuales)
25 de abril de 2005 (Mensual)
 
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